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El criadero de gallinas sureñas El Chozo trabaja por la recuperación y puesta en valor de esta raza autóctona andaluza. Gracias por su visita. Esperamos que el contenido de este blog sea de su agrado. Está dedicado especialmente a aquellos aficionados que emplean su tiempo en la recuperación de la gallina sureña, la gallina de campo autóctona andaluza en su amplia variedad de plumas, que desde tiempo inmemorial ha dado tanto al hombre.


miércoles, 17 de julio de 2024

LA JERARQUÍA EN EL CORRAL DE GALLINAS SUREÑAS.



Tras tantos años dedicado a la cría, recuperación, selección y difusión de la gallina andaluza de raza “Sureña” e indagar todo lo posible sobre la investigación histórica y documental de la raza, son muchos los ratos que me paso en mi corral atendiéndolas y trabajando para conseguir la mejor habitabilidad en sus instalaciones para garantizar su salubridad y asegurar, en lo posible, sus mejores condiciones de vida. Por lo tanto, son muchos los ratos de observación que me paso estudiando y analizando el comportamiento de los ejemplares de mi corral.

Es fácilmente comprobable que cualquier corral de gallinas sureñas tiene una estructura social que marca y define el comportamiento e interrelación de sus componentes. Es una organización social jerarquizada, pero el orden jerárquico no es específico exclusivamente de las gallinas, sino de todo grupo de individuos, sea de naturaleza humana o animal.

La jerarquía es un concepto social que establece y determina un orden en las relaciones entre los miembros de un grupo. En el gallinero de sureños se crea desde sus inicios una estructura que se establece en orden a su criterio de subordinación entre todos los miembros del corral, sean machos o hembras, en el que marca un papel muy importante la edad de sus miembros, su fortaleza y la agresividad. Este orden se establece sobre la base de uno de los conceptos más primitivos: la supervivencia. La mayoría de los animales se caracterizan por su comportamiento social. En el mundo animal los privilegios son solo para unos pocos y es que, en muchas especies, hay un sistema de jerarquía y sumisión al que ceñirse en el que juega un papel muy importante las características físicas o conductuales de sus miembros. Interactúan con otros individuos de su misma especie bajo unas pautas de jerarquía y sumisión que determinan su marco de actuación dentro del grupo. Al desarrollar una jerarquía de dominancia, las aves determinan cuales son las que tienen prioridad de acceso a los recursos, especialmente a la comida, al agua, al sitio donde dormir seguras, etc., que lo consiguen a través del grado de agresividad (picaje) hacia los demás miembros del grupo. Cuando este orden jerarquizado queda establecido y es aceptado, los niveles de agresión entre los miembros del grupo se reducen y reina la calma y la paz en el corral.


La jerarquía es consecuencia del instinto animal y, por tanto, nosotros no podemos hacer nada por evitarlo, excepto intentar prevenir el picaje. Si observa cómo se comportan tus aves, sabrás quién manda en tu corral. En cualquier gallinero tiene que haber un orden jerárquico, orden que determinará el rango dentro de las aves. Los que lleguen nuevos o los más jóvenes tendrán que encontrar su lugar dentro de esta nueva jerarquía. Estos ejemplares deben ser observados en sus inicios para que no sean heridos. La llegada de ejemplares nuevos al corral ocasiona inevitablemente luchas de poder y las aves se picotearán para dejar claro cuál es su sitio. La función social del picaje es establecer quién tiene el control sobre los alimentos, el agua, los refugios y otros recursos. La jerarquía también puede ayudar a evitar peleas entre gallinas y a mantener el orden en el gallinero. Se trata de algo natural y solo debe preocuparnos si alguna gallina se está llevando todos los ataques, la hieren o no la dejan acceder al alimento. Esto será solo unos días hasta que el nuevo miembro del corral acepte su sumisión al grupo dominante. El ejemplar débil se defenderá al principio, pero finalmente será sumiso.

A continuación, os puedo comentar algunas de estas observaciones a las que llego como conclusión después de muchas horas de observación de mis gallinas:

A) En el caso de que exista un solo gallo, éste pasará a ocupar, de manera natural, el primer puesto, mientras que las hembras tendrán que situarse en un escalafón por debajo de él. Este gallo dominante controla al grupo de gallinas de su harén y al territorio en el cohabitan. Si a este corral llega un nuevo gallo, tenga la edad que tenga, será expulsado tras una fuerte pelea en la que utilizarán ataques con el pico, alas (uñas que tienen en sus extremos), patas y espolones, llegándose a producir graves heridas e incluso, a veces, la muerte. Como norma general, el gallo dominante no está dispuesto a perder el control de su territorio ni de sus gallinas y se empleará a fondo para vencer esta contienda. La mayoría de las agresiones finaliza con el sometimiento de un macho a otro. El gallo nuevo normalmente pierde y se acobarda, marchándose a lugares apartados del corral para evitar ser nuevamente herido. 

En este vídeo podemos observar cómo a la llegada de un gallo nuevo al corral donde cohabitan 20 gallinas sureñas y 2 gallos, éstos acuden  y se aproximan hacia el nuevo intruso para demostrarles quién manda en ese territorio. El gallo dominante le hace frente y tras un combate entre ellos dos, el gallo nuevo huye y el dominante mantiene su jerarquía en este territorio y sobre sus hembras.  

Las batallas entre gallos son mucho más violentas que entre gallinas a causa de sus espolones y de la testosterona. La hormona del macho le hace más agresivo. El macho recién llegado, tras el combate y posterior sumisión, vivirá siempre alejado del dominante y con el tiempo aprovechará acercarse a alguna hembra con intención de aparearse con ella si hay distancia suficiente con el gallo dominante, pero si éste se percata de ello correrá para evitar el apareamiento saltando con sus patas, alas y espolones golpeándolo para evitar la cópula con la gallina y así defender enérgicamente el territorio, sus riquezas y los privilegios que le otorgan ser el macho dominante.

Sin embargo, en este supuesto corral, cuando el elemento extraño que se incorpora es una gallina, ésta será bien recibida por el gallo dominante, que intentará aparearse con ella inmediatamente. Ahora bien, si introducimos pollitos/as nuevos a este corral, el gallo dominante no entra en competición y deja la función del picoteo a las hembras de su harén, que se encargarán de someterlos a las normas del grupo dominante.

B) Por otro lado, existe también un mando jerárquico en el grupo de las gallinas, aunque éstas siempre estarán sometidas a los machos, sean dominantes o sumisos. Entre las hembras sureñas también mandan las más fuertes. La dominancia está relacionada con la edad, el tamaño, el sexo y la agresividad. La gallina picotea principalmente para alimentarse, para obtener su comida, su agua y, en ciertos casos, incluso su refugio. La gallina dominante ha ascendido a la cima de la escala social picoteando a las demás, y en esta posición tiene más derecho que todas las demás a comer y beber y nunca será picoteada por otra gallina. Bajando un escalón estará la segunda gallina que tendrá los mismos derechos que la primera, pero seguirá teniendo el riesgo de ser picoteada por la primera pero nunca por las que estén por debajo de ella. Y lo mismo ocurrirá con el tercero y así sucesivamente hasta llegar al último de la escalera.

La gallina dominante será la primera en comer, pero también la que escoja el mejor sitio donde dormir, generalmente el más alto en el perchero. Las gallinas más fuertes dormirán junto al gallo. En este caso, la jefa del corral se adueñará de la percha más protegida de las corrientes de aire y de los depredadores. De igual modo, se situará en el centro de la percha, para que haya otros ejemplares a cada lado que la protejan. Las gallinas subordinadas estarán desterradas al sitio más vulnerable a los depredadores, es decir, las perchas más bajas o más cercanas a la puerta.

A la hora de comer, cuando reponemos los comederos de grano variado, estas gallinas dominantes son las primeras en comer y no dejan que se acerquen a la tolva ningún ejemplar de la escala inferior y, si se acercan, serán picoteados. Seleccionan los granos que más les gustan (pipas de girasol, ricas en grasas, trigo blando, avena, sorgo…) dejando aquellos granos que menos le apetecen. Cuando se retiran de los comederos, el resto del corral, según el orden jerárquico se irán acercando a comer lo que han dejado, de tal manera que los últimos siempre comerán el mismo grano y no tendrán acceso a una comida equilibrada y completa, lo cual provocará el debilitamiento progresivo de los más sumisos. Para evitar estas situaciones conviene colocar en el corral varios puntos distantes de tolvas comederos para que todos los animales tengan opción a todo tipo de granos y, en definitiva, a una comida más equilibrada.

Al ser las gallinas animales omnívoros, aunque su base alimenticia sean los granos de cereales variados, acuden con rapidez a la zona donde habitualmente le echamos los restos o sobras de las comidas de casa. En ese momento es donde se puede apreciar con más claridad el comportamiento del picoteo. No dejan que ningún animal se acerque a comer.

La relación de las gallinas sureñas con el resto de otros ejemplares que se incorporen al corral es muy diferente al comportamiento del gallo, como hemos visto antes. Este orden social se pone en tela de juicio cada vez que se introducen nuevos animales en el gallinero o cuando los individuos más jóvenes intentan ascender en la jerarquía. Aquí se comportan de la forma que hemos descrito anteriormente, intentando mantener el orden jerárquico establecido e incluso habrá peleas entre ellas si la nueva incorporación se defiende o se quiere imponer a las veteranas, volviéndose en este caso a desencadenar de nuevo todo el proceso de jerarquización.


Mariano Sánchez Cornejo, Corral de gallinas sureñas “El Chozo”.
Medina Sidonia, Junio de 2024